EL EFECTO K

POR: Luis Guillermo Velásquez López
MPEP. Pensamiento Estratégico y Prospectiva Empresarial

Resulta interesante recordar a los gurús cuando se referían al impacto de la pandemia y desde sus oráculos, vaticinaban cábalas acerca del comportamiento esperado de la economía. Algunos hablaban del efecto V, y desde muy temprano predecían que la actividad económica tendría una caída pronunciada y dado que los pilares fundamentales se mantenían, ésta se recuperaría rápidamente; pero la creatividad los llevó a otras interpretaciones. Una vez conocidos los impactos en el PIB se apoyaron en la letra U y para entonces reconocían que, si bien se registraba una caída generalizada en las actividades, la situación se mantendría por un espacio de tiempo y luego repuntaría, así tendríamos un comportamiento en U.

Sin embargo, la agudeza para pronosticar el futuro los llevó a la W, tendríamos ciclos económicos de subidas y descensos, de tal naturaleza que estos altibajos se asimilarían a la letra W, y en esta jácara también tendrán cabida los fanáticos de Carlos Gardel y con seguridad interpretarían la letra O, el circulo de lo mismo y como dice la milonga, “Cuesta abajo es la rodada”.

Veamos entonces por que la letra K resulta de utilidad para soportar el resto de los planteamientos.

En geometría significa proporcionalidad, de la cual nos alejamos día tras día, por lo tanto, es oportuno desagregar las partes de la misma. El eje vertical | sería el nivel de desarrollo de los países, en la parte superior estarían las naciones con un buen índice de beneficio económico neto (BEN) y en la medida que vamos descendiendo en la escala de valor, se ubicarían los países con dificultades y los mayormente impactados por el Covid; por supuesto Colombia estaría en algún punto del cuartil inferior del eje.

Definido el eje vertical general, es hora de interpretar los impactos particulares de cada país y en consecuencia es pertinente apoyarnos en la segunda parte de la letra, el símbolo <.

El punto de unión haría referencia a los países con menor desigualdad, quizás las naciones nórdicas como Islandia, Noruega, Finlandia y Bélgica, se encontrarían cerca de este lugar de partida. En la medida en que nos alejamos del punto de convergencia el coeficiente de desigualdad GINI se incrementa, al tiempo que la informalidad, el desempleo, la pobreza y la indignación colectiva cobran fuerza, alimentando los planteamientos populistas.

Colombia no está cerca del punto de unión antes comentado. La historia de la pandemia está por construirse en medio de un escenario de alta polarización e indignación social; estamos encajando una situación de cambio que será de enormes consecuencias y gran calado, que pareciera no ser entendida por los amigos de la farándula.

Es indignante y lo reitero, la candidez de la política. No es aceptable que de un lado se promocione una reforma tributaria que anuncia mayores impuestos de forma indirecta a la clase media y trabajadora y de manera paralela las grandes empresas, el sector bancario, las compañías de tecnología, de servicios públicos y los grupos económicos con un gran despliegue de información, daban a conocer sus resultados en términos de utilidades, tasados en billones de pesos, una situación de perplejidad e incomprensible; cuya factura contribuye a  fomentar  la irritación colectiva.

Si hilamos fino y nos detenemos a interpretar de manera correcta los resultados de la pasada encuesta de los candidatos a la presidencia; los resultados lejos de indicar la preferencia por un candidato, lo que pone de manifiesto son las endebles bases de un modelo que se agota, que carece de futuro e incapaz de responder al reclamo social; todo este escenario se convierte en la plataforma y el discurso político, que además es cierto y categórico, el cual es capturado por un candidato a la presidencia, asunto que es diferente en su interpretación; el establecimiento no cuenta con discurso y por la vía democrática cambiaremos de partitura; eso no lo han entendido los integrantes de la lista inagotable de aspirantes a la presidencia, que en el partidor no suman y con el paso de los días de difuminan.